Agotado el día busca refugio en el vaso donde hundir sus ojos, en el liquido ámbar que da color a las noches de sus días en blanco y negro. Dos copas, levanta sus ojos y allí a su izquierda la ve, sus ojos de persianas cerradas, su espalda rendida. Suena The good life, que ironía, Cassandra Wilson derrama su voz de humo y bourbon. El mueve sus labios, desde su boca se pasea una historia, parece que habla para él, pero las palabras reptan despacio hasta ella y consiguen que levante los ojos. Lo mira absorta durante el tiempo que dura el cuento de final inacabado. Fuera llueve y el camión de la basura devora los restos de vidas como una hiena hambrienta. Se buscarán, ella necesita a su contador, que deja sus manos quietas anillando el vaso mientras sus labios fabrican la vida. El la necesita callada, invisible, sin preguntas ni reproches. Mil y una noches de enlazar historias y novecientas noventa y ocho de enlazar sus cuerpos. Mentiras no escritas, dormidas, que les aplazan un día más la condena de soledad.
Este es sin duda uno de los que mas me gustan.....
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