Se despertaba y paseaba su mano por la cama hasta hallar su cuerpo. Después la apoyaba tan despacio en su espalda, que él ni se daba cuenta y volvía a dormirse, con el conocimiento de su presencia.
Hoy ha despertado y ha paseado su mano en el vacío y el conocimiento de su ausencia la ha llevado al sueño.
Hubo un tiempo, en el que presencia y ausencia, eran una misma cosa y el sueño no venia.
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