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martes, 26 de marzo de 2013






La presentí de repente. Noté su aroma envolviéndome, la miré y no comprendí como podía haber sido invisible para mi, durante toda la tarde.
Me acerqué y hablamos, de todo y de nada. Una conversación sin principio ni fin, con el único propósito de permitir hablar a nuestros cuerpos.
Nos amamos aquella noche en mi cama y muchas otras a partir de entonces.
Mi vida empezaba cada mañana y se paraba al final de la tarde, cuando ella llegaba y se quedaba hasta que nuestros cuerpos se rendían. Dejaba su olor en la casa, en mi cama , en la escalera.
Fueron tardes y noches de sonidos sin palabras, de querer desaparecer en ella, de no conocer su nombre y de despertar solo.
Una tarde ella no vino. Yo llevaba todo el día acatarrado, congestionado y embotado. Pasaron las horas y empecé a pensarla. No fui capaz de verla, como no lo fui al principio. Solo el olor de su piel parecía concretar su presencia. Ese olor dulce y salado, a madera y rocío, a vainilla y a olas.
Desde entonces la busco incansable entre ellas. Busco sus ojos asomados de césped, entre ojos de cielo y tierra. Busco la curva de su cadera del tamaño de mis besos, en caderas de llanuras y cordilleras. Busco su pelo ondulado donde buceaba a veces y me enredo en bosques de algas.
Busco su aroma...
Estoy harto de mujeres que huelen a gofre.










sábado, 23 de marzo de 2013






Seca sus manos en el delantal y se acerca.
-Come que se enfría- susurra mientras roza levemente su hombro y le besa en el cuello. Huele bien, es un olor nuevo y a la vez conocido.
Lo mira, se embelesa con él. Le gustó desde siempre. Lo vio y dijo "para mi" y fue para ella y por ella. Ella que respira deprisa en el anhelo de compartir el mismo aire. Que su boca solo conjuga un verbo. Que necesita adverbios para el amor.
-No comes?- dice él.
-Comeré luego, no te preocupes. Ha llamado Marta, quiere que le ayudes a bajar unas cajas.
-Bajaré luego. Estoy cansado debo de estar incubando algo.
-Acuéstate un rato.
Lo mira dormirse, nota como su respiración se hace más lenta. Por un momento, piensa que no va a funcionar.
Sigue mirando, su absoluta inmovilidad hace que se relaje.
Se da la vuelta y se va a comer. Al salir tropieza con Marta que está debajo de la cama.










jueves, 21 de marzo de 2013






Pasea por las calles y sus pasos la llevan siempre a los mismos sitios. Unas cuantas viejas librerías con suelos de tarima deslustrada. Suelos que crujen bajo los pies, que avisan al propietario si estas delante del estante de Rimbaud o de Neruda. 

Abre los libros y pasea la mirada por sus paginas. Un libro, y otro, y otro mas. Da la impresión de que ninguno le interesa. Podría pensarse que está pasando el rato. 

En su mente, se graban palabras nuevas y viejas como pleonasmo, dígrafo, súrculo, dilúculo, conticinio. 
Frases hiladas forman una maraña que ella lentamente destejerá en su soledad. 

En la soledad ella abre sus venas y deja que fluya la tinta. Abre su mente y deja que fluyan palabras y juntas palabras y sangre en sus paredes, en cientos de hojas amontonadas, escribiendo la vida y borrándola un poco cada día.


 Vincent Castiglia


El pintor neoyorquino Vincent Castiglia muestra en su última exposición pinturas creadas con su propia sangre.
Castiglia, de 30 años, comenzó a experimentar con este material por la necesidad de conectar con su trabajo “al más íntimo nivel”Según el artista, la sangre humana contiene óxido de hierro, un pigmento que se halla en muchas pinturas tradicionales y que surge de forma natural en el mineral de hierro y en el óxido común.


miércoles, 20 de marzo de 2013






Son ladrones de tiempo, roban sueños para pensarse. Arañan el día, arrancando migajas para acercar sus pieles.
Se sientan delante de sus copas, bebiéndose en furtivas miradas. Sin rozarse, se cuentan, ríen, dibujan un mapa imaginado de sus pieles. Un plano del lugar donde ansían perderse. El calor de sus cuerpos se hace tangible, inunda su espacio, su circulo de confort y dibuja una linea que los aísla.
Su tiempo se acaba, ese tiempo limado de sus vidas.
Despedida sin palabras, con la piel tachonada de urgencias, pespunteada por el deseo.
Se bifurcan, ella escucha su nombre y se vuelve, él está inmóvil.
-Que he olvidado?
Roza su pelo y la besa urgente, en el anonimato que da cerrar los ojos.



martes, 19 de marzo de 2013






Pasan los días, arrastrándose en nuestras vidas, como nubes que hacen sombra en las aceras. Tropiezas y te quedas. Un día, un año, dos, la mitad justo de una eternidad. Pensaste que duraría y no. 
Y te enfrentas a un cielo azul, sin pájaros, ni cirros, ni sombras, ni cúmulos, ni nimbos que te lleven al limbo. Te abrasas y esperas a que vuelvan las nubes, que enredan tus pasos. 
Tropiezas de nuevo, y te quedas en la sombra que pensaste seria tormenta de verano y es llovizna, rocío, monzón. Humedece, lava, ahoga. Te impide mirar al cielo.
Se pasean los días en el cielo, mientras vives en las nubes.


lunes, 18 de marzo de 2013






Tengo una teoría y es que se puede describir el momento de la vida de una mujer, utilizando a una super-heroína. Cuando conoces a un hombre, independientemente de la edad, eres Wonder Woman. El te ve siempre maravillosa y tu apareces siempre como él te imaginaba. 
Después te casas, o no, pero si pasas a vivir en pareja, entonces eres Superwoman. Trabajas, llevas la casa, a veces estudias, mantienes las relaciones sociales ( tuyas y de la pareja ), eres secretaria, una amante displicente y todo ello divina de la muerte y sin despeinarte. 
Después vienen los hijos y sigues haciendo lo mismo más el cole, cumpleaños, fiestas infantiles, reuniones de la AMPA, COMCAPA... Y todo ello a supervelocidad, con lo que pasas a ser Speedygirl. 
El tiempo pasa y los hijos crecen y en un número muy elevado de casos pasas a ser la Mujer Invisible. Todo está perfecto, pero como siempre ha sido así, eso es que lo hacen los duendes. Eres taaaan invisible que no te verían aunque te pusieras un neón en el coño. 
Si asumes tu papel, puedes llegar a ser the Mummy. Ya hace tiempo que abandonaste el mundo de las super-heroínas. Si te vas... pues es como en los toros, división de opiniones. Pero a ti ya te da igual ser Super Bitch y pasarte al mundo de las super-villanas.


domingo, 17 de marzo de 2013


Anoche en Zaragoza... Noche erotizante.










Aquí estoy, en la húmeda mañana de domingo, después de la resaca de palabras y ausencias. Esperando tu boca que se acerca a mi boca, que comienza en mi boca. Sometiendo mis palabras, amordazándolas  reduciéndolas a monosílabos.
 
Tu boca en mis pechos, en mis caderas, en mis rodillas y entre ellas. 

Bajo mi ombligo a tres centímetros,
 a ocho
... 
a ninguno. 

En la dulce agonía, del orgasmo.

       Pequeña muerte de domingo.



viernes, 15 de marzo de 2013










Miradas a las puertas, a las ventanas, a los ojos. Buscando ver, fuera de nosotros, al espacio más allá de la plaza atestada de gente invisible. Gente que se esconde tras los troncos de arboles tatuados, con amores olvidados en su piel. Que se tumba en un lecho de hojas, para unir sus bocas. Para ver en sus labios morir las palabras.


Esperar tus palabras, escritas en la cal del muro que nos separa, nos diverge.
En desconchones y surcos que forman un mapa donde converger, como los caminos que dirigen al mismo sitio, no a Roma, o si.

A ciudades con gente que nada en asfalto. Que olvidaron mirar al cielo para buscar respuestas. Que no pueden leer en el fondo de sus tazas. Que necesitan unir palabras como rojo, o verde, o vainilla, o frutos del bosque para pedir un café. Y luego no saben hablar de ojos, de labios, de besos.


Siempre nos quedará París... o Dublín.





jueves, 14 de marzo de 2013






Y otro día más de caminar apresurado. Calles estrechas, con ropa colgada y los rayos del sol entre las sábanas. 
Escaparates que reflejan mi imagen, vista y no vista, caducando a cada paso. 
Arritmia de zapatos latiendo en los charcos. 
Doblo la esquina y tu ausencia deja sombra en la acera. 
He perdido el norte.

miércoles, 13 de marzo de 2013





Siento la sangre agolpada en mi cabeza.
                En una maraña de preguntas sin respuesta.
                            Se me nubla la vista.

Me entretengo en mirar la gente que pasa, que aceleran el paso, que van de cabeza.


Las hormigas recorren mi cielo.

              Mis pies helados.

Creo que estoy colgado...


             Colgado

                        de
                           ti.


martes, 12 de marzo de 2013









Brotan las palabras de su boca como llega el amanecer. Lo inunda todo de luz, de oscuridad. 
Es el relámpago en la tormenta. El sonido de abejas que liban empujadas por el ansia. Ansia y deseo contenidos. 
Bocas que beben en la salada miel de su cuerpo. Su lengua es el principio y el fin. 
Palabras que manan de su boca como pétalos, que se desplazan por la habitación envolviéndolo todo. Llegan a él y se clavan, como púas de cactus.

-No es por mi, es por ti...



lunes, 11 de marzo de 2013





Se despertaba y paseaba su mano por la cama hasta hallar su cuerpo. Después la apoyaba tan despacio en su espalda, que él ni se daba cuenta y volvía a dormirse, con el conocimiento de su presencia.

Hoy ha despertado y ha paseado su mano en el vacío y el conocimiento de su ausencia la ha llevado al sueño.


Hubo un tiempo, en el que presencia y ausencia, eran una misma cosa y el sueño no venia.




sábado, 9 de marzo de 2013






Un día dijiste, que querías que fuésemos a un sitio donde pudiésemos ser libres. Yo te miré sorprendida, pues pensaba que ya eramos libres. Que mirar salir el sol, escuchar los pájaros y sentir la lluvia nos hacia libres. Pero no, no te referías a esa libertad. Te referías a decir no, a pensar, a sentir.

Al momento en que decides que te quieres. Que tu piel te pertenece, porque es la ropa que llevas puesta. Tus zapatos, son las plantas de tus pies. Los que arrastras en tu fatiga, los que bailan con la música de tus días, los que de puntillas te asoman al mundo por la ventana.


Llevo un tiempo en que soy más libre. Aunque para ser libre, hayas desaparecido.


Aunque mi libertad sea tu olvido.


Y mis pies de barro.



viernes, 8 de marzo de 2013

Martine Franck 




Sentados en un banco. El está rígido, alerta. Ella lleva unas enormes gafas de sol y sus labios pintados de rojo, han manchado la boquilla del cigarrillo que sostiene entre sus dedos. Parece ausente, los codos apoyados en sus rodillas.
- No dejaré que te vayas - Los labios de él dejan escapar esta frase, que es más una súplica que una afirmación.
Pasan unos minutos, él le quita el cigarrillo de los dedos y lo tira al suelo. Pasa su brazo sobre los hombros de ella y la ayuda a levantarse.Caminan despacio camino a casa. Ella se ha ido, se fue yendo despacio, casi nunca está.









miércoles, 6 de marzo de 2013






Entiendo que hay mañanas con olor a cartón, con color de ropa vieja, con las voces de pájaros que murieron esperando la primavera. Miras por la ventana y quieres estar fuera. Esperando en una rama, para atrapar en una larga inspiración, ese aire que viste hace días, pintado en imágenes de alguien que viajó sin maletas.
Días en los que quieres estar con ella, que derrama en tu copa su mirada absenta. Que abre sus piernas, sus brazos, te enreda. Te lía en una madeja, que teje y desteje jerséis y chaquetas, para las noches sin luna.
Ella que calla, o no, que deja que su boca se derrame interminable, intermitente, como la música de olas en tardes de siesta. Ella, que transforma sus días en tu espera. Que respira tragando a bocados, el aire que calma su hambre de vida, de piel.

Comprendo que hay días, de sentarse en un banco del parque. De no levantar la vista, más allá de los zapatos e imaginar la vida, según los pasos.


Se que hay días que la vida escapa sin que abras la puerta.


A pesar de todo, tengo preguntas.





viernes, 1 de marzo de 2013







Voy a contar un cuento,
con príncipes ladrones
y princesas putas.
Voy a contar un cuento de desencuentro,
tu en la tierra y yo en la luna.
Con sitios inventados donde posar mis ojos
y encontrar tu sombra.
Con música desafinada
y cantos de sirena que te saquen del agua.
Voy a contar un cuento,
con futuro imperfecto y pasado simple.
Con espejos rotos y días nublados,
con distancias posibles y planetas cuadrados,
con besos descritos y versos soñados.
Voy a contar un cuento de despertares,
de abrir los ojos y soñar.
Voy a contarlo bajito,
para quien quiera escuchar.