Lo dejé esperando fuera,
sentado en un peldaño, en el rellano.
Le dije muy bajito, espera,
vuelvo en un momento,
recojo y salgo.
Me miró con un parpadeo
de sístole y diástole.
Pensé que era mejor entrar vacía,
enfrentarme al adiós callada y hueca,
sin ese taconeo acompasado,
en mi pecho, en mi frente, en mis muñecas.
en mi pecho, en mi frente, en mis muñecas.
Desnudé las paredes de palabras,
recogí las miradas del balcón,
busqué bajo la cama besos y caricias,
y encontré lágrimas y suspiros en un cajón.
Me sobró maleta al recoger mi vida.
Salí despacio y cerré la puerta.
Cuando me vio,
se agarró a mi pierna y trepó a mi pecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario